Ninguna cola de ballena es igual a otra, lo que ha permitido a investigadoras de la asociación Ecología y Conservación de Ballenas (Ecobac) realizar desde 1996, un catálogo de fotoidentificación de las ballenas jorobadas que migran durante el invierno a la Bahía de Banderas.
De entre las 500 a 600 ejemplares de ballena jorobada que cada temporada llegan a la bahía, el 70 por ciento han sido observados en una sola ocasión; 30 por ciento más de una vez y de ese porcentaje, un 18 por ciento “no se pierden una cita y vienen todos los años”, dijo Astrid Frisch Jordan, presidenta de Ecobac. Entre ellas está Batman, a quién nombraron de esa forma por el parecido de su cola con el símbolo del “caballero de la noche”.
“Lo apodamos el Batman, lo conocemos desde 1997, sabemos que es un macho porque lo hemos escuchado cantar, solamente los machos cantan, siempre se les ve en competencia o en cortejo y a Batman lo conocemos desde el 97”, relató Frisch Jordan.
La bióloga explicó que las ballenas jorobadas tienen un patrón de coloración en la parte ventral que les permite identificarlas por medio de fotografías.
“Va del completamente blanco o completamente negro, en la parte ventral o de abajo de la cola y eso es como su huella digital, junto con su borde, la hendidura central, son completamente distintas unas de otras, y eso nos permite identificar los individuos de nuestra población”, indicó la también coordinadora nacional de la Red de Asistencia de Ballenas Enmalladas (Raben).
En la elaboración del catálogo participan distintos tour operadores de observación de ballenas, quienes aportan fotografías de sus avistamientos entre el 8 de diciembre y 23 de marzo, lo que permite cubrir prácticamente toda la bahía a diario. Al terminar la temporada de observación, Ecobac recibe alrededor de 6 mil fotografías para su análisis y registro, un trabajo minucioso que toma meses, incluso años.
“Ya tenemos el catálogo completo de 1996 a 2019, y entonces tenemos ya cerca de 3 mil ballenas nuevas identificadas, son 2 mil 848 ballenas distintas para ser exactos. Para poder conocer nuestra población y saber qué está sucediendo es muy importante conocer a nuestros individuos de la población, es la razón por la que no estamos al día”.
Resaltó que la Bahía de Banderas, “recibe muchas ballenas nuevas cada año, las ballenas no son todas fieles a sus zonas de reproducción, lo cual tiene sentido porque no quieres que las mismas ballenas se estén apareando con sus parientes”.
La especialista destacó que este monitoreo les ha permitido identificar la principal ruta migratoria de las ballenas jorobadas que llegan a la bahía, “lo más común es que vienen de California, Oregón o Washington, unas pocas vienen desde Alaska”.
Detalló que “al menos 10 de nuestras ballenas van a Rusia de manera regular, tenemos varias ballenas que van a Centroamérica, Nicaragua, Salvador y Costa Rica y las jorobadas de Centroamérica son consideradas en alto peligro de extinción”.
De esa forma, el catálogo de fotoidentificación es una herramienta para la conservación; en primer lugar, porque pueden identificar el origen de las ballenas para proteger sus rutas migratorias.
“Saber de dónde vienen nuestras ballenas, nos ayuda a diseñar rutas prioritarias de conservación, dónde pueden estar más en peligro, ya sea de colisión con embarcaciones, enmallamientos con artes pesqueras, ahora con el cambio climático, las ballenas de Hawái que se alimentan la mayoría en Alaska está habiendo un fenómeno que está el agua muy caliente y la productividad de aguas está bajando y está impactando”.
“Es importante seguir el registro de las ballenas, no solo tenemos la foto en sí, si no los datos de la foto, donde las vimos, ubicaciones geográfica, grupo, qué estaba haciendo, a pequeña escala podemos saber si la distribución de las ballenas se mantiene constante o qué es lo que está sucediendo para el manejo de las especies”, añadió.
Las ballenas se registran con una clave, iniciando con el número 1 si la cola es de coloración blanca o 5 si es negra; sólo algunas tienen nombre como Batman, La Bonita, Duende y Cindy.
Astrid Frisch explicó que las ballenas llegan a vivir más de 60 años, y entre los 8 y 12 años de edad adquieren su madurez sexual. En el caso de las hembras, un año se aparean en la bahía y al siguiente regresan a dar a luz a sus crías.
“Es una hembra que apodamos La Bonita, la conocemos desde el 2002 y viene casi todos los años, la tenemos registrada por 11 ocasiones distintas y 4 años distintos con cría, por eso sabemos que es hembra, es bastante prolífica, a veces la vemos en un cortejo, a veces la vemos con cría y así.
Tendría 10 años cuando los vimos por primera vez”. Dijo que al Duende, lo observaron por primera vez en 1997, y recientemente en 2019 y 2020. Mientras que Batman, “ha visitado la Bahía de Banderas cerca de como 15 años diferentes, pero lo tenemos registrado más de una vez por año”.
Cindy, otra ballena bautizada, también es de las más especiales, porque la conocieron en 2002, pero en 2010 sufrió una colisión con una embarcación en la Bahía de Banderas, lo supieron porque al observarla, tenía las heridas frescas.
Cindy iba con su cría que no logró sobrevivir en el camino de regreso a su zona de alimentación en California, por lo que destacó la importancia de insistir en que los tour operadores tengan buenas prácticas de navegación, como bajar la velocidad al estar cerca de ellas.
“No sólo tenemos ballenas, tenemos delfines, mantarrayas, son una belleza que recibimos aquí en Bahía de Banderas todos los años, sin embargo con el crecimiento de la zona, cada vez hay más embarcaciones, es importante que haya buenas prácticas de navegación en la temporada de ballenas, si no tenemos buena prácticas y las molestamos, no las dejamos descansar, aglomeraciones de embarcaciones acosándolas, las ballenas pueden dejar de venir, ya ha sucedido en otros lugares”, apuntó.