El pasado fin de semana se volvió viral en redes sociales un video captado por turistas acompañado del siguiente mensaje: “Atención turistas que han asistido a playas de #NuevoVallarta o #NuevoNayarit, han avistado cocodrilos en el mar, hasta el momento autoridades no han informado si han sido capturados y reubicados; Este video fue tomado en la zona del hotel RIU”.

Este tipo de avistamientos sorprenden porque ameritan tomar medidas de precaución, pero también porque rara vez se explica la relación histórica que humanos y cocodrilos han establecido desde hace ya mucho tiempo atrás.

Viejos conocidos

En Bahía de Banderas las relación con los cocodrilos no es de hoy, de hecho, el registro más antiguo de estos animales en la región, dónde se encuentra la ciudad de Puerto Vallarta, existe desde el año 1861de acuerdo con el estudio “Ataques de cocodrilo de río en Puerto Vallarta”.

Ya en aquel siglo, los tripulantes de un barco ballenero atracado en estas aguas escribieron en su bitácora la “abundancia” de estos animales en algunas playas. 

Y cómo la tentación de explotación comercial es difícil para el ser humano, para 1930 las pieles de los cocodrilos eran exportadas a Estados Unidos y Alemania, hasta cesar con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial y la póstuma aplicación de leyes de prohibición del gobierno mexicano.

¿Los buenos vecinos?

En la década de los años sesenta, los humanos incrementaron su presencia en la región por fenómenos de afluencia masiva de turismo local y extranjero, lo que se traducía en contaminación de ríos y arroyos.

De esta manera, algunos hábitats naturales para los cocodrilos se vieron reducidos, incrementando las posibilidades de que personas y cocodrilos entraran en contacto. Los principales sitios en donde se detonaron estos encuentros eran zonas urbanas cercanas a ríos, arroyos, esteros, charcas, e incluso en trampas de agua de los campos de golf. 

Según cálculos realizados con base en diversos estudios conducidos en los esteros El Salado, Boca Negra, Boca de Tomates, El Quelele-Chino y trampas de agua de campos de golf, se estima que la población de cocodrilos de diversas tallas dentro de la Bahía de Banderas es de 227 ejemplares.

¿Cómo son los ataques?

El estudio publicado en 2010 por diversos expertos en  Vallarta, propone que un ataque de cocodrilo ocurre desde el momento en que éste realiza su primer acercamiento hacia su presa, hasta el punto de matarla, devorarla o liberarla. 

Las patofisiologías reconocidas en ataques del cocodrilo de río a víctimas humanas suelen ser la amputación de extremidades y aplastamiento de tejido y hueso, exsanguinación por amputación, marcas de mordedura, así como septicemia generada por las mordeduras sépticas. 

Estas heridas son descritas como avulsivas de bordes irregulares y marcas o impresiones de mordeduras que siguen el reconocible patrón largo y triangular de su hocico. Es necesario recordar que sus colmillos no están diseñados para masticar sino para desgarrar, está por demás describir cuán doloroso puede ser las mordida de estos depredadores. 

Razones del ataque

Se ha establecido que la ocurrencia de ataques de cocodrilo, sin provocación de los humanos, es por defensa.

Todos conocemos algo de nuestros vecinos, si les disgusta un alto nivel de música durante la madrugada, incluso detalles muy particulares como la forma de comunicación que tenemos con ellos y si queremos llevar la fiesta en paz evitamos o promovemos ciertas conductas.

Lo mismo acá, entérate que estos vecinos escamosos son territorialistas; también son comprometidos protectores de sus crías y nidos; así como cazadores oportunistas que no dejarán pasar cuando se les presente la ocasión de alimentarse.

“El riesgo aumenta por la pérdida de hábitat que experimenta la especie (reducción de su hábitat, uso de espacios urbanizados), por la ocurrencia de ejemplares de talla grande (tres o más metros), por condicionamiento forzado del cocodrilo al alimentarlo en espacios naturales (impronta), por temeridad y confianza de las personas al hacer uso de espacios donde habita el reptil, entre otros” detalla el estudio.

De acuerdo con otra investigación realizada en Estados Unidos, entre 1928 al 2008, se encontró que al menos un cuarto de los ataques ocurrieron en sitios donde el reptil había sido alimentado previamente y un 39% de los conflictos fueron provocados por los humanos o perros (sí, en este caso las mascotas también son tema de discordia entre vecinos).

Y si bien en los estados mexicanos de Chiapas, Colima, Guerrero, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, San Luis Potosí, Tabasco y Tamaulipas, también se han registrado ataques de cocodrilos a personas, Jalisco es el único estado en México con la mayor cantidad de casos documentados y sistematizados.

De esta forma, se han encontrado patrones importantes como el hecho de que en los casos históricos de ataques de cocodrilo en la costa de Jalisco, el 87,5% de los conflictos sucedieron dentro del agua.

Precauciones 

Las recomendaciones emitidas por los expertos para evitar un ataque de este tipo son no permitir que los niños se aproximen a los cuerpos de agua habitados por estos reptiles; no practicar la natación en zonas de riesgo y en aguas turbias; no alimentar a los animales con restos de comida dejados dentro o en la orilla del agua; evitar que tus mascotas ingresen al agua donde no existe seguridad de que se encuentre libre de estos reptiles; remover animales de espacios naturales si existe evidencia de que sean perniciosos; y no aceptarlos de mascotas. 

Además, en México, ante la existencia de posibles conflictos, se recomienda acudir a las instancias de ecología municipal, protección civil, bomberos o los responsables del medio ambiente del estado o la federación, para que intervengan.

En el artículo “Urbanización complica anidación de cocodrilos en Puerto Vallarta” publicado por el portal Ciudad Olinka es referido el hecho de que los cocodrilos no gozan de popularidad entre la población, a diferencia de las ballenas o las tortugas.

Así las cosas, es prudente tener en cuenta que a pesar de los ciudadanos en una posición abiertamente en contra de la presencia de esta especie, fueron los asentamientos urbanos y turísticos los que irrumpieron en el territorio de distribución de los lagartos y no al revés.

Además de que el asesinato de estos animales bajo pretexto de sobrepoblación es erróneo, pues en realidad se trata de una población joven en proceso de recuperación, como afirma Andrade para Ciudad Olinka.

Ante un registro de 270 ejemplares, ni la negación o la temeridad son respuesta, resta ser respetuoso y cauto para evitar problemas con los cocodrilos en Puerto Vallarta, tal y como haríamos con cualquier vecino.