Los que conocen bien las corrientes de la política saben que cuando el viento se detiene y las velas flaquean, el naufragio es inminente.

Luis Munguía, con su embarcación ya en aguas turbulentas, parece estar experimentando este fenómeno en carne propia. La reciente visita de Manuel Velasco a Puerto Vallarta, que debió ser un refuerzo moral y económico para la campaña de Munguía, resultó ser todo lo contrario.

Una Plaza Vacía, un Presagio sombrío

El evento con Velasco, ex gobernador de Chiapas y uno de los pilares del Partido Verde Ecologista de México, prometía ser un mar de cabezas y aplausos, un espectáculo de apoyo y fortaleza.

Pero lo que se vio fue una plaza que alternaba entre el vacío y la indiferencia, una escena desangelada que no solo reflejaba la falta de entusiasmo popular sino también presagiaba un retiro de apoyo crucial.

Si los líderes traen consigo el barómetro del éxito, Velasco trajo una tormenta que ahora amenaza con despejar el horizonte financiero de Munguía.

Fin de los Patrocinios y Retiro de Aliados

No es solo Velasco quien parece estar retractándose. Los patrocinadores, esas figuras de «negocios» que una vez prometieron apoyo a cambio de futuras obras públicas y servicios municipales, también están retirando sus fichas del juego.

Y la todavía diputada Yussara Canales, que coquetea con MORENA pero juega en las filas del Verde, ve cómo se secan las fuentes de financiamiento que una vez prometieron un río caudaloso para la campaña. No money.

La Ausencia de Encuestas Favorables, un Clavo más en el Ataúd

El clima político se mide en encuestas, y en este juego de números, Munguía no solo está perdiendo, sino que parece invisible. La ausencia de cualquier encuesta creíble que lo posicione como líder hace que incluso los más leales consideren abandonar el barco antes de que este se hunda completamente.

Sin dinero, sin apoyo y sin esperanza, lo que queda es una campaña que cojea hacia una inevitable conclusión.

¿Qué Sigue para Munguía?

En este océano político, los naufragios son tan comunes como los lanzamientos exitosos, y Luis Munguía necesita encontrar rápidamente un salvavidas o resignarse a ser una nota al pie en la historia electoral de Puerto Vallarta.

La política es tan implacable como el mar; aquellos que no pueden mantener el barco a flote, simplemente se hunden. Y en el caso de Munguía, el agua ya está entrando.