La playa de Quimixto es hogar de una hermosa cascada en medio de la selva que no te puedes perder en tus próximas vacaciones.

Las playas son uno de los mayores referentes naturales de México a nivel mundial. Desde la arena gruesa y oscura de Baja California hasta el mar azul turquesa de Cancún, prácticamente toda la costa del Atlántico y el Pacífico está cubierta de rincones paradisíacos para relajarse y desconectarse de la rutina, o bien sumergirse en una aventura ecoturística. Esta playa en Puerto Vallarta esconde una preciosa cascada cuya accesibilidad y belleza se ajusta a todos los planes.

Al sur de Bahía de Banderas se encuentra Quimixto, un pueblo y playa diminutos —su población ronda apenas los 400 habitantes—, pero con enorme fama y potencial. A pesar de que existe un sendero de 18 kilómetros para los aventureros, lo más sencillo es llegar vía marítima a bordo de un taxi acuático. El camino, partiendo desde el muelle de Playa Los Muertos o desde Boca de Tomatlán, dura apenas 20 minutos y hace paradas en distintas playas –como Colonitos y Las Ánimas–.

El único restaurante en la playa de Quimixto es una rústica, pero acogedora palapa llamada Los Cocos, donde encontrarás platos locales sencillos y deliciosos, elaborados con mariscos ultra frescos y de excelente calidad. Por otro lado, el único alojamiento en la zona es el hotel boutique Xinalani Retreat, cuyas habitaciones eco chic y sus estudios de yoga le darán un giro y un plus a tus vacaciones en la playa.

A un kilómetro de distancia y en medio del paisaje selvático, el río desciende en una espléndida catarata. La caminata desde la playa toma entre 20 y 30 minutos y es un verdadero espectáculo natural, pues en el camino podrás encontrar una enorme variedad de fauna como pelícanos, gaviotas, patos, garzas, iguanas, mapaches, zarigüeyas, loros e incluso ocelotes y ciervos. Además, podrás cruzar un puente colgante para añadirle un toque de aventura a la experiencia. El trayecto es bastante noble, pero también existe la opción de recorrerlo a caballo.

Toma en cuenta que el tamaño de la catarata puede variar a lo largo del año, pues depende del caudal del río y de la cantidad de lluvia. En Quimixto también es frecuente la práctica —y por ende, las clases— de buceo y snorkel, y de octubre a abril se llevan a cabo distintos eventos de surf.