Alejandro unta con nostalgia su “receta secreta” sobre un huachinango de kilo y medio para luego cocinarlo a la leña lentamente. El pescado zarandeado es uno de los platillos estrella de la palapa El Pachuco en Boca de Tomates, Nayarit.
El negocio es familiar y tiene más de 50 años ofreciendo servicios a locales y turistas que llegan al lugar. Creen que este año podría ser el último de su existencia, pues la inmobiliaria Vidanta logró apoderarse de toda la zona, desde el río Ameca hasta la playa.
En medio de la Riviera Nayarit, Grupo Vidanta, propiedad de Daniel Chávez Morán –uno de los empresarios consentidos de la 4T–, construye Vidanta World, una suerte de Disneylandia que contará con juegos mecánicos únicos en el país, campos de golf y áreas recreativas. El complejo –en una zona perteneciente al municipio de Bahía de Banderas– tiene poco más de ocho hectáreas y cuenta con un teleférico para trasladar dentro del lugar a los huéspedes.
Se proyecta que el complejo comenzará a funcionar en 2023. El costo de las habitaciones oscila entre los 15 mil y 20 mil pesos por noche. Para edificarlo, Grupo Vidanta destruyó dos hectáreas de manglares y una hectárea del ecosistema de la fauna local, según denuncian los vecinos de la localidad Boca de Tomates.
En la zona afectada se observan árboles talados. Las palmeras que fueron removidas se encuentran ahora en los alrededores de los campos del golf. Los montones de tierra que son retirados del Ameca se utilizan para rellenar el complejo turístico, mientras que los manglares poco a poco han ido desapareciendo. Apenas en 2020 se podían apreciar desde el cauce del río hasta el estero, a unos metros de la playa Boca de Tomates.
Entonces, a decir de los palaperos, la fauna endémica cambio de hábitat: los cocodrilos llegan a recostarse en las playas o en medio de los caminos que conducen a las palapas, las aves ya no llegan a descansar o reproducirse en lo que era su espacio y los peces mueren ahogados en charcos lodosos que antes eran parte de la afluencia del río.
Las garzas, peces, armadillos, zorrillos, jabalís y 10 especies endémicas más murieron al perder su hábitat. Incluso, los cocodrilos sobrevivientes siguen buscando refugio y es común encontrarlos en los alrededores.
“Aquí en Boca de Tomates la gente no se mete al mar porque hay cocodrilos. Desde que modificaron el cauce del río no tienen a dónde ir y llegan hasta aquí. Sí es peligroso para la gente y a los turistas les decimos que tengan cuidado”, comenta Alejandro, mientras sigue esperando que el huachinango esté a punto.