El IMSS y el INSABI entregaron medicamentos apócrifos a pacientes renales, por lo que 72 pacientes presentaron una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ). Acusan que los medicamentos les están generando reacciones adversas a pacientes trasplantados.
El medicamento es Octralín de Laboratorios Raam, y se trata de cuatro lotes con 10 mil unidades cada uno. Cada caja tiene un costo en el mercado de aproximadamente 30 mil pesos. En entrevista, la presidenta honoraria de Donación de Milagros, Mili Naveja, explicó las alteraciones ocasionadas por el suministro de este medicamento, “algunos presentan rechazo agudo, hay otros traen rechazo crónico, y ya no se les va a poder salvar su injerto, hay algunos que están bajo observación ‘en veremos, a ver qué reacción vamos a tener’”.
Agrega que el laboratorio que suministró el tacrolimus asegura que fue entregado correctamente, y se sospecha que alguien de la cadena de abastecimiento y resguardo en el IMSS pudieron haber dado otro falso, “el personal del laboratorio se reunió con nosotros, y nos hizo hincapié de que en IMSS tenían la práctica de comprar medicamentos falsos, y si, ellos piensan que el IMSS tendrían que tener la investigación contra el mismo IMSS”.
Los quejosos aseguran que se entregaron 10 mil cajas en cuatro lotes y la compra la realizó directamente el INSABI a nivel central.
Los pacientes exigen, al momento, la intervención del laboratorio de la Universidad de Guadalajara, de la Universidad Nacional Autónoma de México y hasta de laboratorios extranjeros.
“Los pacientes no tenemos confianza en las autoridades, no tenemos confianza en Cofepris y por eso acudimos a la delegación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos”.
Según los quejosos, también hay pacientes afectados en otros estados como Puebla y Aguascalientes. El tacrolimus es un producto inmunosupresor que se utiliza los pacientes que recibieron algún trasplante, explica uno de los pacientes afectados, Carlos ‘M’ a quien se le trasplantó un riñón, “los estudios salieron con niveles de 0.4, luego me volvieron a realizar más análisis, y salieron con niveles de 0.2 y luego otros que salieron en 0.1, entonces me dan la sorpresa que mi órgano fue rechazado; cambié de marca de medicamento y apenas me están estabilizando. Hubo negligencia de prescribir un medicamento que puede ser apócrifo o de baja calidad”.
A Carlos se le trasplantó de urgencia en un hospital particular ya que su trance se registró en tiempos de pandemia y no había trasplantes en los hospitales públicos, aunque el medicamento se lo suministraron del IMSS. Aún adeuda 250 mil pesos, y enfrenta una demanda que le sigue el hospital hospital privado donde fue intervenido porque no ha podido pagar.