¡Qué onda, patasalada! Te cuento que el Profe Michel y su equipo andan repartiendo 800 paquetes de láminas a las familias que Lidia dejó con más agujeros que un colador en sus techos.

La movida fue en La Lija, donde, entre aplausos y porras, se armó la repartición. Pero, ¿sabes qué? A mí me huele a que este acto de buena voluntad tiene un tufo de evento masivo con colores de campaña electoral.

Vamos a ver, no es que esté mal ayudar, pero ¿por qué hasta ahora? Lidia pasó y dejó su huella hace un rato ya. Mucha gente ha estado batallando con goteras en estos tiempos de lluvias fuera de temporada como si vivieran bajo una cascada.

Y ahora, como por arte de magia, cuando las elecciones asoman, aparecen las láminas. Además, me pregunto si no sería mejor entregar estos apoyos de manera más discreta, más directa, sin tanto bombo y platillo.

Y otra cosa, mientras el Profe Michel habla maravillas de la Catrina Monumental y los eventos deportivos, hay gente que sigue esperando que le resuelvan problemas más de fondo, como los de SEAPAL.

O sea, está chido batir récords y todo eso, pero primero, ¿no deberíamos asegurarnos de que a la gente no se le esté lloviendo adentro de su casa?

Pero bueno, no todo es malo, también hay que reconocer que los apoyos para los adultos mayores y el Banco del Bienestar son un respiro para la economía local. Eso está bien y hay que aplaudirlo.

Así que aquí te dejo mi duda: ¿estamos frente a una estrategia de ayuda genuina o es una jugada maestra de relaciones públicas con miras a futuras votaciones? La respuesta, mi querido vallartense, la tienes tú.