
Ay, mis patasaladas, si algo tiene este gobierno es creatividad… pero no para gobernar, sino para inflar obras como si fueran globos de feria. ¡Y vaya que los inflan! Pero claro, con puro aire caliente y retórica barata.
El arquitecto Luis Munguía anda muy ocupado organizando inauguraciones como si cada banqueta nueva fuera el segundo Piso de un Periférico. No importa si la obra es una cuadra mal parchada, el espectáculo es de alfombra verde (literal) y corte de listón con toda la plana mayor del municipio. ¿Y el resultado? Otro parche más en la herida urbana que es Puerto Vallarta.
Mire usted la famosa obra para la calle México, entre la 31 de Octubre y la calle Argentina. Sí, una cuadra. Una sola cuadra. Pero no, eso fue presentado como la gran “transformación vial” de la colonia 5 de Diciembre. Uno pensaría que pavimentarán todo el cerro, pero no, apenas si alcanza para dar reversa sin caer en un bache.
Y ni qué decir de la flamante inauguración del camino a un lado del Home Depot, a la carretera Las Juntas-Ixtapa. Ahí fue todo mundo: funcionarios municipales, estatales, fotógrafos, abrazos, sonrisas… y muy cerca de ahi, en la lateral de la Medina Asencio seguía hecha pedazos, intransitable. Un paso glorioso… a un campo minado de asfalto.
¿Y los parques? Ay, mis cielas, los famosos Tukilandia que prometían ser el Disneylandia vallartense. Resultaron ser más bien “ChafaLandia”: con pasto sintético que se deshace con la primera lluvia, columpios que crujen al primer intento de diversión y juegos que parecen hechos con las sobras del reciclaje del tianguis. ¿Así o más triste?
Todo se anuncia con tambora, boletín, video institucional y el infaltable tucán sonriente. Porque claro, el tucán aparece más que los resultados. A cada paso, una pluma. A cada cuadra, un show. Pero las calles siguen igual, los parques se desmoronan, y la ciudadanía se harta.
Y no es que uno no quiera que se haga obra pública, claro que sí. Pero ¿por qué vendernos humo como si fuera incienso? ¿Por qué tanto alarde para tan poco avance? ¿Por qué tanto spot para tan poca banqueta?
Porque en este gobierno todo es más grande en papel que en el pavimento. Son los reyes de lo mínimo con disfraz de máximo. El Tucán no gobierna: dramatiza. Y como buen actor de reparto, siempre está listo para el close up… aunque el escenario se le esté cayendo encima.
Puerto Vallarta no necesita más titulares con letra grande y resultados chiquitos. Ya basta de mucha bulla y pocas banquetas. Que no se les olvide, señores del gobierno: la ciudad no se transforma con selfies, sino con resultados. Y aquí, el único parque de diversiones que parece estar funcionando… es el que se traen ustedes jugando a gobernar.